Novoroční Poselství

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Gorro, guantes, abrigo, bufanda de segunda mano, calcetines largos, paquete de pañuelos, temperaturas bajo cero, nieve y el moquillo colgando son las cosas a las que ya me he acostumbrado desde hace varios días. Y es que, tardando más de lo esperado, parece que el invierno por fin ha llegado a Praga.

Estoy en la oficina viendo nevar y escuchando un poco de música mientras termino de leer el periódico. Efectivamente, no estoy estresado. Tengo un poco de tiempo para escribir, así que he decidido que era hora de actualizar el blog. Siempre hay algo que contar, pero de estas últimas semanas aún hay más. ¡Aquí no se para!

Hace un mes justo estaba en Estambúl visitando a Raquel. Fuimos para allá siete becarios a conocer la ciudad y a comer kebabs hasta que nos salieran por las orejas. La verdad es que creo que es el sitio más caótico en el que he estado. En parte es lógico porque una ciudad de quince millones de personas y que ha crecido en los últimos años a un gran ritmo es difícil de ordenar. Las calles están siempre llenas sea el día que sea y a cualquier hora. Nosotros salimos por la noche y allí no sólo estaban abiertos los bares, sino que los restaurantes, las tiendas, los comercios y por supuesto los puestos de kebabs estaban llenos de gente. Aparte de esa vida que tiene la ciudad, hay que decir que los edificios, sobre todo las mezquitas, son increíbles. En los días que pasamos allí no es que nos hiciera muy buen tiempo, pero aún así subir a la Torre Galata y ver toda la parte de las mezquitas es la leche. Visitamos la parte asiática también. Fue la primera vez que puse un pie en Asia, y fue para contemplar la vista de Europa desde otro continente. Me sorprendió que en esa parte de la ciudad la vida parece más tranquila y no hay tanto ajetreo como en la estambúl europea. Me di cuenta de lo parecidos que somos a los turcos en cuanto a carácter. Está visto que el mediterráneo definitivamente influye en la personalidad. Me gustó mucho el viaje aunque pensé que iba a haber aún más diferencias con los países de europa occidental. Lamentablemente no fue así.

Y después de Turquía vino Holanda. Allá que fui en el puente de la constitución a juntarme con otros becarios de la zona. Allí los anfitriones fueron jesús en Breda y guzmán en La Haya. Visitamos Rotterdam, Amsterdam, Delf y Eindhoven el día que cogía el avión. La verdad es que el contraste después de Estambúl era increíble. En Holanda todo funciona bien. El transporte público en general, pero sobre todo el tren va de maravilla. Y cuando no te apetece ir en tren o tranvía siempre puedes coger una bici de los millones que tiene que haber en cada uno de los sitios a los que fuimos. Son una plaga y hay auténticos aparcamientos gigantes donde se acumulan apiladas. Toda esta parte de viajes y visitas fue la bonita. La mala fue la parte de dormir en La Haya en la casa donde guzmán se había mudado pocos días antes y donde parece ser que antes residían unos gatos, a los que yo tengo alergia, y que habían dejado sus partículas gatunas de recuerdo. Pasé un par de noches con los ojos llorosos y moqueando, pero bueno, no pasó a mayores.

Y después de Holanda a Hungría!!! Y es que mis amigos del pueblo pensaron que quedaba cerca de Praga y que sería un buen plan para visitarme. Pues bien, después de siete horas de autobús, perder el último metro al llegar a budapest, esperar media hora a que llegase el bus nocturno y orientarme al llegar al centro pude llegar por fin al hostal donde habían reservado. Allí tuvimos unos problemas porque la distribución de las habitaciones no era la que esperaban, pero al final nos apañamos y pudimos salir de fiesta un rato. Al día siguiente fuimos al free tour y a cenar a un sitio muy chulo. Después salimos a una isla en la que sólo hay bares y que estaba genial de ambiente. La verdad es que cundió el finde, entre otras cosas porque dormimos apenas 6 horas en los dos días. La ciudad está muy bien y se parece a Praga bastante, aunque allí tenían termas que comprobamos que para un domingo por la mañana son mano de santo. Volveré alguna otra vez, porque al final el trayecto en bus tampoco se me hizo muy pesado.

Esto ha sido el resumen un poco del último mes. Ahora ya llegan las navidades, que yo pasaré en Chequia. Para nochevieja ya hay organizada una cena y postcena, así que ya contaré como son las navidades blancas que paso por aquí.

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